NUEVA YORK, Estados Unidos.- Los niños, niñas y adolescentes están migrando a través de América Latina y el Caribe en cantidades récord y ahora representan una proporción mayor de la población migrante que otras regiones del mundo, según el último informe “La Infancia en Peligro”, que publicó Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Unicef.
En medio de la violencia, inestabilidad y cambio climático, una de cada cuatro personas en movilidad en América Latina y el Caribe es un niño, niña o adolescente, la proporción más alta a nivel mundial.
Se desplazan principalmente a lo largo de tres rutas: cruzan la peligrosa selva del Darién entre Colombia y Panamá, migran hacia el exterior desde América del Sur, o pasan por puntos de tránsito clave en el norte de Centroamérica y México, publicó la agencia en su página web.
Además, la naturaleza de la migración en América Latina y el Caribe ha cambiado dramáticamente en la última década.
“La violencia de las pandillas, la inestabilidad, la pobreza y los acontecimientos relacionados con el clima se están apoderando de la región, de una manera alarmante, y empujando a más niños y niñas a abandonar sus hogares”, afirmó el Director de Unicef para América Latina y el Caribe, Garry Conille.
“Cada vez hay más niños y niñas en movimiento, de edades cada vez más tempranas, a menudo solos y de diversos países de origen, incluso de lugares tan lejanos como África y Asia. Cuando cruzan varios países y, a veces, toda la región, las enfermedades y las lesiones, la separación familiar y los abusos pueden plagar sus viajes e, incluso si logran llegar a su destino, su futuro puede seguir en riesgo”.
Al menos 29.000 niños, niñas y adolescentes cruzaron el Darién en 2021. Se estima que 40.000 niños lo hicieron en 2022 y más de 60.000 niños pasaron a través de esa selva plagada de peligros como enfermedades y criminales en los primeros ocho meses de 2023, la mitad de ellos menores de 5 años, lo que hace que sea el año con más cruces de niños y niñas registrados.
Mientras tanto, el número de niños, niñas y adolescentes refugiados y migrantes detenidos en la frontera sur de Estados Unidos también ha aumentado.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos registró más de 149.000 niños cruzando en 2021 y más de 155.000 en 2022.
En los primeros siete meses de 2023, más de 83.000 niños ingresaron al país. La tendencia se refleja en otros flujos migratorios más pequeños, a medida que el aumento de la violencia, la inestabilidad y los desastres relacionados con el clima provocan más desplazamientos y migraciones forzadas.
La proporción de niños que se desplazan en América Latina y el Caribe también subió a un récord en los últimos tres años, respecto del resto del planeta.
En todo el mundo, los niños representan el 13% de la población migrante, pero en esta región, aproximadamente una de cada cuatro personas en movimiento (el 25%) es un niño, frente al 19% en 2019. Esto solo puede rivalizar con África subsahariana, donde los niños y niñas también representan el 25% de la población migrante.
Cada vez más, son más pequeños los que realizan estos peligrosos viajes; los menores de 11 años representan hasta el 91% de todos los niños, niñas y adolescentes que se desplazan en algunos puntos de tránsito clave.
Los riesgos físicos a lo largo de las rutas migratorias irregulares son innumerables, especialmente para los más pequeños. Además del peligroso terreno que atraviesan (selvas, ríos y pantanos interminables), también están expuestos a violencia, explotación y abuso.
Los flujos migratorios mixtos en la región son dinámicos y se interconectan; la mayoría de los países son a la vez punto de origen, tránsito, destino y retorno.
“La escala sin precedentes de la crisis migratoria de la niñez en América Latina y el Caribe requiere una respuesta humanitaria más fuerte, así como la expansión de vías migratorias seguras y regulares para niños y familias para ayudar a proteger sus derechos y su futuro, sin importar dónde se encuentren”, dijo. (Especial)